Yo soy Malala. Un libro, una historia que todos los que creemos en un mundo mejor, deberíamos leer.






 
Yo soy Malala

Leyendo este libro entendí, que cuando nosotros utilizamos @ para dar igualdad en una frase a un hombre y una mujer, hay lugares donde es imposible… increíble.



Podría decir que la historia de Malala es mágica, pero una mágia increíblemente situada en nuestro tiempo y protagonizada por una niña. Es increíble que este tipo de historias no sean “historia pasada”.

Entre las líneas de estas frases, se evidencia el atraso, el mundo distanciado al que muchos de nosotros vivimos.


“Enséñele que es mucho más honorable fracasar que engañar”.  

“¿Es el islam una religió tan débil que no puede tolerar un libro en su contra?”

“El día que cumplí dieciséis años me encontraba en Nueva York para hablar ante las Naciones Unidas”.


  
Así comienza el prólogo de esta historia mágica… ““Hace un año salí de casa para ir a la escuela y no regrese. Me dispararon una bala talibán… Ser arrancado del país que amas es algo que no deseo a nadie.”

Estando en Londres: “Aquí todo es tan moderno que incluso hay comida ya preparada en paquetes”.

“En cuanto penetrábamos en él nos librábamos de los pañuelos como el viento que despeja las nubes para dejar paso al sol, y subíamos desordenadamente la escalera”.

“Cuando nací, los habitantes de nuestra aldea se compadecieron de mi madre y nadie felicitó a mi padre”.

Siempre he pensado que el más o menos es una visión particular… “Sabíamos lo que era pasar hambre, así que mi madre siempre cocinaba de más para dárselo a las familias pobres”.

“Por sus miradas supieron que se gustaba, porque ente nosotros es un tabú expresar esas cosas”.

“y a su hijo mayor, Janser Khan, lo encarcelaron con otro miembro de la familia debido a una disputa tribal cuando sólo tenía nueve años”.

“Mi madre es muy devota y reza cinco veces al día, aunque no en la mezquita, porque ahí solo pueden ir los hombres”.

Hablando de su padre. “Tartamudear era algo terrible para un hombre que amaba tanto las palabras y la poesía”.

“Por la mañana, mientras que a mi padre se le daba nata o leche, ellas (las mujeres de la casa) bebían el té sin más. Si había huevos, eran para los chicos. Cuando se mataba un pollo para la comida, para ellas eran las alas y el cuello”.

“particularmente de Arabia Saudí, que igualaba las aportaciones estadounidenses, y también llegaron combatientes voluntarios, entre los que estaba un millonario saudí llamado Osama bin Laden”.  

“En los campos de refugiados incluso se les daba a los niños libros de texto… en los que se enseñaba a contar con cálculos como éstos: «Si un musulmán mata a 5 de 10 ateos, quedan 5»”.

Estas hisotorias las he oído de mis abuelos y suenan muy lejanas aún en un país como México… “Los pashtunes muchas veces no saben su fecha exacta de nacimiento: mi madre, por ejemplo, no sabe cuándo nació. Más bien recordamos los años por acontecimientos, como un terremoto”.

“¿Es el islam una religió tan débil que no puede tolerar un libro en su contra?”

“Enséñele, si puede, la maravilla de los libros… Pero dele también tiempo para pensar sobre el eterno misterio de los pájaros en el cielo, las abejas al sol y las flores”.

“La bondad solo puede ser agradecida con bondad. No con palabras como «gracias»”.

“Con independencia de la lengua que escojas, lo que importa son las palabras que empleas para expresarte”.

“Es mucho más honorable fracasar que engañar”.

“El Corán nos enseña sabar, que significa «paciencia», pero hemos olvidado ese concepto y pensamos que el islam significa mujeres con burka o metidas en casa”.

“La verdad acaba imponiéndose al miedo”.

“En el Corán hay un dicho: «La falsedad ha de desaparecer y la verdad prevalecerá»”.

“Al final de 2008, los talibanes habían destruido cuatrocientas escuelas”.

“Cuando alguien te quita el bolígrafo, te das cuenta de lo importante que es la educación”.

“Los seres humanos no nos damos cuenta de lo grande que es Dios. Nos ha dado un extraordinario cerebro y un corazón bondadoso y sensible. Nos ha concedido dos labios para hablar y expresar nuestros sentimientos, dos ojos para ver un mundo de colores y belleza, dos pies para recorrer el camino de la vida, dos manos que trabajan para nosotros, una nariz que percibe la belleza de la fragancia y dos oídos para escuchar palabras de amor”.

Palabras del padre de Malala: “En la parte del mundo de la que vengo la mayoría de la gente es conocida por sus hijos. Yo soy uno de los pocos padres afortunados que son conocidos por su hija”.

“mi país Pakistan, es uno de los peores con 5.1 millones de niños que ni siquiera van a la escuela primaria”.



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